España siempre ha sido un destino de gran atracción para los extranjeros.

Así, durante el siglo 19, muchísimos viajeros iban a España en el contexto de una corriente romántica: lo que atraía a estos viajeros eran la luz, las tradiciones y cierta autenticidad. Además, descubrían los vestigios árabes de la España del Sur y en aquel entonces, se sentía fascinación por el Oriente. Muchos escritores ingleses, norteamericanos y franceses dejaron testimonios interesantes de estos viajes. Ver por ejemplo: Washington Irving, Cuentos de la Alhambra; Théophile Gautier, Voyage en Espagne.

A partir de los años 1910-1930, España toma conciencia de la importancia de su patrimonio y empieza a crear organismos para protegerlo y organizarlo como destino turístico. Se crean por ejemplo los primeros museos y Parques Naturales y el Patronato Nacional de Turismo.

Fue en los años 50 cuando el turismo español empezó su desarrollo. En aquel entonces, la Guerra Civil y el franquismo habían aislado a España en el ámbito internacional. Entonces, Franco y sus ministros apostaron por una apertura del país utilizando los mejores dotes de España: el sol y la playa. Estas dos palabras se convirtieron en un verdadero lema y se asistió al nacimiento del turismo de masa, cuyo destino más emblemático sigue siendo Benidorm.

Benidorm contaba con 3000 habitantes en 1950 y hoy se evalúa su número de habitantes a 100000 habitantes (cifras de 2017), contabilizando a los residentes extranjeros. Entre 1951 y 1973, se multiplicó el número de visitantes por 12 y en diez años, se multiplicaron los ingresos por 10. Se habló de “milagro turístico español”. España se había alzado entre los líderes europeos y mundiales de los países tradicionales de recepción turística, Francia e Italia por una parte y Estados Unidos por otra parte.

En la democracia, los modelos Soy y Playa y “más turistas, más divisas” siguieron en vigor, ayudados por un ambiente de movida muy permisivo que fomentaba la imagen de una España despreocupada y festiva.

En 1985, se creó Turespaña, el Instituto de Turismo de España.

A partir de los años 1990, se empezaron a crear rutas turísticas alternativas para poner en valor el patrimonio cultural, ecológico, gastronómico y religioso del país: Camino de Santiago, visita de ciudades monumentales, redes de casas rurales, etc. En particular, la España verde, situada al noroeste del país, constituye una alternativa interesante al turismo de masas.

Hoy España es el segundo destino turístico del mundo con 82,7 millones de visitantes al año (cifras 2016-2018), lo que representa aproximadamente el 12% del PIB y de los empleos.