Lea este poema:

Definición del amor 

 

Es hielo abrasador, es fuego helado,

es herida que duele y no se siente,

es un soñado bien, un mal presente,

es un breve descanso muy cansado.

 

Es un descuido que nos da cuidado,

un cobarde con nombre de valiente,

un andar solitario entre la gente,

un amar solamente ser amado.

 

Es una libertad encarcelada,

que dura hasta el postrero paroxismo;

enfermedad que crece si es curada.

 

Éste es el niño Amor, éste es su abismo.

¿Mirad cuál amistad tendrá con nada

el que en todo es contrario de sí mismo!

Quevedo (1580-1645)

 

Este poema expresa las paradojas y contradicciones del amor, tema petrarquista (= característico del poeta italiano Petrarca) y del renacimiento italiano. Desarrolla en particular el tema del peligro y de la confusión que provoca el enamorarse.

Se trata de un soneto con cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos.

El soneto se inscribe en una clara tradición petrarquista.

En este poema, las rimas siguen la estructura ABBA ABBA CDC DCD.

Los versos son endecasílabos, es decir versos con 11 sílabas.

En español, los versos de más de ocho sílabas se llaman arte mayor, es decir que estos versos se reservan para temas serios.

Los versos que son octosílabos o menos se encuentran en las composiciones más populares.

Aquí, claro, el tema es el amor. Se trata entonces de un tema muy serio.

En los dos primeros cuartetos y el primer terceto, el poeta explica qué es el amor, y notamos que el amor se define con palabras que se oponen. Este recurso literario se llama oxímoro. Claro, aquí el objetivo es mostrar que el amor es muy complejo.

En el primer terceto, se habla del amor como si fuera una enfermedad.

El último cuarteto es una conclusión. Se nos presenta el amor como si fuera una persona, aquí la descripción remite a la tradicional representación del amor como el niño Cupido, o sea una referencia a la mitología. El último verso es una paradoja que resume todos los oxímoros del poema (contrario de sí mismo).

Además, el imperativo mirad permite al lector participar en el poema, se convierte casi en testigo.